Parte
de mí
Yo viví en Sudamérica
tres veces. Me gustó bastante la primera vez, así que volví
para agarrar más vida allá dos veces más. Aprendizaje contínua,
se podría
decir.
A veces pienso en español,
por varias razones. Como por ejemplo, una razón porque pienso en el idioma
de Latinoamérica,
de Chile y de Méjico y España, es que me esforcé por
unos años
de aprender a hablar, escuchar, leer y escriber, y hasta cantar y soñar
en ello. Y al final de los primeros casi dos años me sentí a
gusto con poder hacerlo; me sentí cómodo en poder comunicarme y
expresarme así, aunque fuera gringo, no más.
Yo me fuí de Chile despues de veintidos
meses allá
por la primera vez, cuando era jóven e impressionable. Y claro que me impresioné
mucho con todo lo que hubo conmigo, todo. Todo me encantó, y a la vez mucho me chocó
también:
pero así
es el amor y la pasión, el ardor de pena y las emociones fuertes de vivir y
andar en otro ambiente, con otro pueblo, con otra vida. Una vida distinta, nueva,
profúndamente
llegadora, y muchas veces acogedora. Tiempo de comprenderse y experimentar, y
agregar nuevos pensamientos y sentimientos, que sí eran punzantes y abundantes.
Así que me fuí
del país
y del pueblo donde me encariñé, pero ellos no se me fueron de mí. Yo
andaba de neuvo en mi pueblo natal, después de dos años
formidables, en la tierra de mi crianza otra vez, con el idioma nativo mío,
después
de haber vivido en Sudamérica, pero aún el alma y el espíritu del sur se me quedaba, no me
salía.
Yo salí del país, sí, pero el país no me salió de mí;
se me había entrado y no me dejó. No me tenía cautivado, no eso, sino que parte
de mí quedó por allá.
Y así es.
Y así quedó parte de mí. Mucho de eso,
restante, que mora, en este bonito idioma. Lengua de romance y del base Latín.
Bastante anciano e histórico. Rico y extranjero, misterioso y simple. El
castellano, como dicen allá.
***
Ahora se entiende mejor cuando digo y
explico: a veces pienso, sueño, cuento chistes, predico sermones, discuteo y me
río, y hasta canto alabanzas y ofrezco rezos en español.
Y es parte de mí.
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El diecíseis de noviembre, dos mil
veintidos.
Lalín, mi cuate. Eso es.
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